Los hijos de
Sigmund Freud
Tuvo 3 hijos y 3 hijas, todos los cuales fueron eclipsados por su genio. Era un padre indulgente, liberal y afectuoso, cariñoso pero no demostrativo. Su trabajo le exigía tanto tiempo que ellos permanecían durante todo el día con su madre, Martha, en un ambiente cálido.
Tuvo 3 hijos y 3 hijas, todos los cuales fueron eclipsados por su genio. Era un padre indulgente, liberal y afectuoso, cariñoso pero no demostrativo. Su trabajo le exigía tanto tiempo que ellos permanecían durante todo el día con su madre, Martha, en un ambiente cálido.
Martín (nacido en 1899), el mayor,
describió su infancia en Viena durante el fin de siglo como idílica.
En 1957 escribió justamente: «Nunca tuve ambición por ser una
eminencia... estaba demasiado feliz y contento de ser el reflejo de
una gloria... Creo que si el hijo de un hombre grande y famoso
quiere llegar a algún lado en este mundo debe seguir el consejo dado
por la Reina Roja a Alicia: debe marchar dos veces más rápido si no
quiere detenerse donde está.
El hijo de un genio permanece hijo de
genio y sus posibilidades de obtener la aprobación humana por
cualquier cosa que haga son mínimas, si pretende una fama aparte de
la de su padre.»
Martin sólo pedía ser reconocido como
un hijo devoto; dirigió la firma editora de su padre; manejó sus
finanzas y asuntos legales. Anna (nacida en 1895), la más joven, fue
la favorita de Freud.
En un desliz anti-freudiano, una vez
se refirió a ella como «mi único hijo, Anna». Estaban extremadamente
cerca y su comunicación era casi telepática.
Durante los últimos años de su vida,
Anna, que era psicoanalista de niños, cuidó a su padre cumpliendo
las funciones de secretaria, com pañera de trabajo y valla contra
las intrusiones del mundo.
En 1935, durante una enfermedad, Freud
escribió que «el único aspecto brillante en mi vida es el éxito del
trabajo de Anna».
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