miércoles, 22 de marzo de 2017

Terapia psicoanalítica y cognitivo-conductual (características)

TERAPIA PSICOANALÍTICA:
El psicoanálisis es una forma de tratamiento que se basa en que las personas desconocen los factores que determinan sus emociones y comportamientos ya que son esencialmente inconscientes. El tratamiento psicoanalítico explora cómo estos factores inconscientes afectan las relaciones actuales y patrones de pensamiento, emoción y de comportamiento. Para el psicoanálisis el origen del trastorno que sufrimos procede de las ansiedades infantiles reprimidas y de la secuencia progresiva de mecanismos defensivos y síntomas que surgieron para proteger a la persona contra la reaparición y repetición de estos sentimientos. La tarea del psicoanálisis es traer a la conciencia estos restos del pasado para que puedan volver a ser valorados y ser asimilados adecuadamente. La terapia psicoanalítica tiene como meta descubrir aspectos inconscientes que subyacen a los problemas de modo que podamos vivir con mayor bienestar. La cura psicoanalítica puede ayudar a personas que presentan algún  sufrimiento psíquico, pero también a aquellas que se sienten inhibidas en su desarrollo personal o que deseen adquirir una mayor libertad interior a través de una mejor comprensión de su mundo interno. Es importante subrayar que el proyecto psicoanalítico, en este sentido, no se limita a una meta estrictamente terapéutica, sino que busca también procurar un aumento del bienestar y del gusto por vivir, trabajar y amar.

El psicoanálisis ofrece principios muy útiles que ayudan a echar luz en esos factores inconscientes que están presenten y actúan en nosotros. El psicoanálisis se propone que seas capaz de explorar y analizar sentimientos, pensamientos y conductas irracionales de modo que ganes un entendimiento más profundo de cómo te relacionas contigo mismo y con los otros. El trabajo psicoanalítico puede ayudarte a libertarte gradualmente de patrones repetitivos a través de enseñarte cómo los factores inconscientes afectan tu manera de vivir actual y cómo puede lidiar mejor con las demandas de la vida adulta.

TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL
Este tipo de psicoterapia parte de la idea de que a lo largo de la vida se adquieren estilos de conducta y esquemas de pensamiento que pueden ser más o menos convenientes. De acuerdo a este enfoque, las personas desarrollan estrategias para enfrentar problemas, formas de relacionarse con sus semejantes y de reaccionar ante las pérdidas o el peligro. Adquieren una visión de sí mismos (de sus condiciones y debilidades), de los demás y del mundo en general: cómo deben ser las cosas, cómo alcanzar sus metas y cómo manejar las dificultades. En resumen, desarrollamos hábitos de pensamiento y acción.
Algunos de estos hábitos son útiles, pero otros resultan limitantes o interfieren seriamente con la vida del sujeto. Es el caso de las conductas sumisas, agresivas o impulsivas, actitudes depresivas e indecisión. Las personas desarrollan también temores irracionales, obsesiones, disfunciones sexuales y otros desórdenes emocionales. Los terapeutas conductistas se valen de un sistema de recompensas (y a veces castigos) para ayudar al paciente a abandonar hábitos inaceptables o que son una amenaza para sí mismo o para los demás.
La terapia se basa en el principio de que las malas conductas, sea cual sea su origen, se adquieren como resultado de un aprendizaje. Por ello es que el propósito de la terapia conductual-cognitiva es ayudar al paciente a cultivar nuevas formas de pensar y de actuar que le permitan enfrentar sus problemas con mayor eficacia, relacionarse mejor con sus semejantes, expresar sus emociones de manera adecuada y aumentar su resistencia a las frustraciones. Se apunta en general a mejorar su funcionamiento social, familiar, laboral y de pareja. Sus principales características son las siguientes:
·        Tratamiento centrado en los problemas actuales del paciente: Aunque se analiza la historia del sujeto, así como el origen y evolución de sus problemas, la terapia se orienta a desarrollar estrategias para enfrentar sus dificultades actuales y desafíos futuros.
·        Definición clara de objetivos: Se procura establecer objetivos concretos y se trabaja en función de los mismos. Dichos objetivos pueden ser puntuales: superar una fobia o una disfunción sexual. Otros más complejos: tomar decisiones trascendentes, encarar la disconformidad crónica con la propia vida, manejar conflictos familiares, mejorar el desempeño social, etc.   
·        Reconocimiento de las causas que mantienen el trastorno: Se procura identificar los “pensamientos automáticos” y otros mecanismos que disparan reacciones inconvenientes, emociones negativas y comportamientos improductivos.
·        Terapia activa: El sujeto aprende y ensaya nuevos esquemas de pensamiento y estilos de conducta más eficaces.
Adquisición de nuevas habilidades: se procura que el paciente adquiera herramientas tales como habilidades de comunicación, de resolución de problemas, de negociación, autocontrol de la ansiedad, etc. para hacer frente a futuros desafíos.

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